Cuando Luis Cruz decidió comprar el Vida de La Ceiba, la decisión fue vista con buenos ojos de todos los sectores, los jugadores lo celebraron, sabían que con la nueva administración ya no se iba a vivir momentos de calamidad económica, ya que la directiva anterior prefería quedarse con el dinero que caía a las arcas del equipo y no cancelar el salario a sus futbolistas, con el nuevo propietario del club, las cosas cambiaron.
En lo administrativo y en lo futbolístico, el equipo tomó un nuevo giró, una vez que Luis Cruz se adueñó del Vida, lo primero que hizo fué contratar a Ramón Enrique Maradiaga, obteniendo buenos resultados, pero el técnico nacional apenas duró poco tiempo, ya que un tal Almeida, un portugués que era el hombre se confianza de Luis Cruz, empezó a meterse en el trabajo del entrenador y este decidido renunciar, sin que el presidente lo evitará, fue una gran baja que sufrió el cuadro ceibeño, ya que Maradiaga estaba ganando y el equipo jugaba un buen fútbol.
Después de la salida de Ramón Maradiaga, el Vida mantuvo un buen nivel de juego, se había dejado un buen trabajo y Nerlin Membreño le sacó algo de provecho, también, este último, tomó la peor decisión que se puede tomar en un equipo profesional, sacó a la mayoría de jugadores jóvenes que Maradiaga había seleccionado para las próximas temporadas, Luis lo permitió y comenzaron a contratar fútbolistas extranjeros sin tener buenas condiciones, Almeida le metió a unos colombianos y a un delantero argentino, de nombre Bustamante, este apenas jugó dos partidos y luego fue separado por bajo nivel e indisciplina, aldesnudo.hn conoció que los colombianos le entregaban una parte de su salario al portugués, cosas que permitió el mismo presidente del club.
Luis Cruz no ha sabido manejar al Vida, le ha quedado pesado el equipo, contrató a Lin Zelaya, una persona que ya debería de estar jubilado, que desde que llegó al equipo, el cuadro Cocotero se vino abajo en lo futbolístico, otra cosa que ha hecho el presidente del Vida, es que perdió el horizonte, se ha olvidado que el equipo ceibeño tiene casi cuatro décadas de no quedar campeón y su apuesta fue levantar la copa en la brevedad posible, cuando lo más correcto era hacer un proyecto para los próximos años, darle la oportunidad a los jóvenes que Ramón Maradiaga había escogido y no correrlos, así como él lo permitió, quien demostró su falta de conocimiento en el fútbol profesional al desprenderse de sus activos fijos.
Son tantas las locuras que el presidente del Vida ha cometido en el equipo, que se puso a contratar a lo loco, sin entrar en los planes del portugués Fernando Mira, contrató a Ever Alvarado, con un salario de 115 mil lempiras al mes, y también hizo llegar a Juan Ramón Mejía, este último con más lesiones que un anciano de 120 años de edad. Y para rematar, dejó a un aprendiz dirigiendo al equipo, como es el caso de Junior Izaguirre, quien no ha podido ganar un tan solo partido desde que está al frente. Más un sin números de decisiones que el propietario del Vida ha venido tomando, cómo la contracción de Gullit Peña, Infamara Camara u otros jugadores que no han dado el ancho en el equipo y le han quitado la oportunidad a los jugadores de las reservas.