A veces es importante pensar lo que se va a decir y lo que se va a escribir, son dos acciones que pueden dejarte marcado para toda la vida. Es el caso del delantero de la Selección Nacional de Honduras, Romell Quioto, quien ha gritado a los cuatro vientos que la gente lo ataca por envidia y no reconoce que en nuestra cultura para una competencia de alto rendimiento, no se debe usar el teléfono celular en pleno camerino y de remate, justo cuando va dar inicio un partido de fútbol de alta competencia.
Exigir, criticar, protestar y reclamar no es sinónimo de envidia, las cosas no deben de confundirse, además, los que pueden envidiar al delantero catracho por todo lo que ha ganado en el fútbol, que por cierto, hasta la fecha, no es nada, son sus propios colegas y cuando hablo de colegas, me refiero a sus compañeros, es ahí en donde prevalece la envidia, la deslealtad, la arrogancia, el chisme y las malas intenciones y todo tipo de deseos internos y externos, para ver al compañero caer y tocar fondo, no con el aficionado, que lo único que espera es que Romell Quioto y compañía juegue bien, anote goles, que la H gane para que ellos celebren.
La ignorancia tiene cura, un poco de conocimiento y todo se ha solucionado, si buscas mezclarla con un poco de silencio, te sacas un 10 de calificación, no debe escudar Romell Quioto sus malos momentos futbolisticos que vive con la selección nacional, Jorge Luis Pinto, vio fracasar su proyecto en haber confiado en él, le dio la oportunidad de guiar el ataque de la H en la eliminatoria pasada, ¿Cuál fue el resultado final? Fracasó, no tuvo la capacidad y calidad de jugar al nivel que se requería para clasificar al mundial de Rusia, ¿Fue por la maldad o la envidia de la gente? No. Fue por la incapacidad del delantero que no pudo jugar a un buen nivel ante los Estados Unidos en San Pedro Sula, tampoco pudo aparecer en Costa Rica y en los dos juegos contra Australia, no fue por la envidia de la gente que Romell Quioto haya sido un jugador menos para la H en los partido de verdad.
Los hombre se caracterizan por ser hombres cuando aceptan que se han equivocado, ¿Pesa tanto la envidia de la gente que Romell Quioto no pudo anotar el gol del empate en el primer tiempo ante Jamaica? Albert Ellis, fiel a su estilo, le envío un balón, pero la gente es tan envidiosa que evitaron que el delantero, por lo menos hiciera contacto con la pelota, tampoco ha pesado tanto ver mucha envidia hacia Quioto, que no ayudó en nada para que la selección mayor no perdiera ante Jamaica.
Sé un hombre y reconozca que has orinado fuera de la nica, actúe como un verdadero profesional, usa tu teléfono para comunicarte con las personas que más amas antes de salir del hotel hacia el estadio, es extraño que no lo sepas, la envidia te tiene desconcertado que no tienes tiempo para utilizar el sentido común, el camerino es un lugar que merece respeto, es un sitio que marca tu rendimiento en la cancha, el camerino es para darle espacio al último sueño del día y para fortalecer tu mente y darte cuenta que jugarás sin reservas ante el rival, es para comprometerte que vas a entregar el alma en la cancha por tus compañeros.
El camerino no es para salir con mariconadas ni pendejadas en estar manipulando el celular, deberías de reconocer que no tienes respeto hacia tus compañeros, que todos te valen madre y que miras a todos con tu trasero, que estás muy confundido en creerte que eres tan bueno, debes de recordar que aún estás en deuda con el fútbol y la Selección Nacional de Honduras. El problema no es la envidia que crees que la gente te tiene, el problema es tu arrogancia, lo engreído que eres, tus acciones te delatan. La gente no es la culpable porque no tuviste la capacidad y el valor de guiar a Honduras, por lo menos a clasificar a la Copa América Centenario.