Nuevo varapalo para el Tottenham. Los de Pochettino solo sumaron un punto en Holanda, no sin sufrir y a pesar de remontar un grotesco error de Alderweireld. Era cuestión de supervivencia. Harry Kane la cargó sobre sus hombros: remató al palo, marcó el segundo y encontró en Zoet un muro infranqueable. Le ayudaron Eriksen y Lucas. No Lloris, que fue expulsado por derribar a Lozano. Tampoco Luuk de Jong, que empató en la recta final.
Tras unos minutos de tanteo y temor, el Tottenham se puso el mono de trabajo y el turbo de urgencia y encomendó a Harry Kane la labor del gol. Nada nuevo. El ariete inglés, que baila a su antojo en el área rival, avisó con un remate a la cruceta en el 17’. Para parar a Lozano, flecha en el contragolpe, ya estaba Dembele. Control antes de la tormenta.
La amarilla vista por Dembele, timón en la medular y comandante en coberturas, ya era un mal augurio. Pero el varapalo no llegó por un fallo en el repliegue. Fue Alderweireld el que cometió un monumental error que bien caro le pudo costar a los suyos. Controló mal, cedió peor a Lloris y el Chuky Lozano no falló en la definición. Una pesadilla. Un billete de vuelta a la realidad. La Champions pendía de un hilo.
Con la estrategia insistente de explotar la banda derecha, el Tottenham lo seguía intentando. Desaliñado, impasible, falto de motor. El giro lo protagonizó el colegiado Vincic con una decisión incomprensible. Alderweireld remató y Davinson empaló a la red el rechace de Zoet. Bandera arriba. Razón desconocida. Kane estaba en fuera de juego sí, pero no participó en la jugada. El aliciente que necesitaban los de Pochettino.
Lucas, brillante en sus internadas, ponía las tablas tras un centro de Trippier. Por la derecha, de nuevo. Eriksen y Son también se inyectaron adrenalina por el gol anulado. Era otro Tottenham, pero el empate tampoco valía. Ni para ellos ni para el PSV, que, de la mano de Pereiro y su remate al larguero, daba el último aviso de la primera mitad.
Poco más le duró el fuelle al equipo de van Bommel. Al menos en los primeros compases del segundo tiempo, en los que el Tottenham asfixió, probó a Zoet y encontró en la cabeza de Kane el instinto de supervivencia. El huracán inglés remachó un envío de Eriksen, a la vez que avisó a los suyos que la Champions no da lugar al conformismo.
Desde el gol, los visitantes crearon una tormenta que antojaba precipitar la llegada del tercer gol. No lo permitió Zoet, muro infranqueable. Pero el Tottenham respiraba por su control incesante y la sensación de que los tres puntos harían escala rumbo a Londres. Sin embargo, Hugo Lloris lo torció.
El guardameta fue expulsado por derribar a Hirving Lozano en un contragolpe. Vorm, frío, hizo una parada descomunal a Luuk de Jong, pero no pudo evitar el gol de éste minutos después. El Tottenham firma su sentencia de muerte. Un empate, dos castigados. créditos AS