Jugar una final es para aquellos jugadores que tenga sangre fría y que confíen en sus condiciones, que sepan llevar su verdadero talento sobre la cancha, ésos mismos que no deben sentir miedo al escenario, que estén dispuestos a darse en la madre con el rival, no como Franklin Flores, quién ha jugado a buen nivel en el torneo regular y en la final es otra cosa.
Cuando más se necesitaba de ese jugador que marcara bien en su zona, que diera cobertura a los defensas centrales, cuando más se necesitaba del juego dinámico de Franklin Flores, esté volvió a hacer lo mismo, se llenó de miedo, de dudas, bajó su juego, no supo que hacer cuando fue a la marca del rival, tampoco pudo encontrar una solución e ideas las veces que intentó pasar al ataque, así como pasó en la final que se jugó ante Olimpia cuando el “Potro” Gutiérrez era el entrenador, el lateral izquierdo volvió a dejar dudas en partido importante.
Franklin Flores no estuvo a la altura, se desconectó del juego, se vió vulnerable en defensa y muy controlable en ataque, el lateral izquierdo demostró nuevamente que los partidos de finales le generan mucho miedo, máxime cuando el estadio Nacional de Tegucigalpa es el escenario.