Para decir verdad, el campeonato que podía ganar el Real España, fue el que justamente perdió ante el Olimpia, y eso se debió al pánico escénico que tuvieron varios de sus principales jugadores en los dos partidos de la gran final del fútbol catracho.
Jhow Benavidez, el volante que debía encargarse de armar y organizar el juego ofensivo del equipo, no anduvo para nada bien en los dos partidos de la final, el volante estuvo más que asustado que unos conejos al mirar leones accidentalmente, en Tegucigalpa, no fue capaz de hacer una jugada que pusiera en aprietos al rival, fueron incontables las pelotas que el volante creativo perdió sobre la cancha, una vez que salió del juego, el Real España se vió mejor, en el segundo partido que se llevó en casa, Benavidez, siguió en las mismas, descontrolado y lleno de miedo. Sin abonar para que el equipo lograra el objetivo.
Otro jugador que anduvo más perdido y desorientado, fue el mexicano Omar Rosas, el delantero no pasó de demostrar que tenía ganas de hacer las cosas bien, pero le faltó ideas y calidad, muy bruto se vió en los dos partidos de la final, no creó una jugada de gol, perdió la mayoría de pelotas que le llegó a los pies, nunca fue ese fútbolista que pusiera en aprietos a la defensa del Olimpia. Tanto Beckeles y García, estuvieron tranquilos en la defensa del Albo, en ningún momento, Omar Rosas los puso en aprietos.
En los dos partidos de la final, Jhow Benavidez, anduvo muy asustado. (Foto: Cortesía)
El mismo rendimiento tuvo Ramiro Rocca, el goleador no pesó en el partido, se vió muy estático, no fue para nada creativo, jugando de espalda a la meta, fue muy fácil de controlar por los defensa, fue un incapaz de hacer un giro con la pelota para buscar enfrentarse a los rivales con pelota dominada, se vió que está diseñado sólamente para anotar, solo que en la final, los espacios estaban más que reducidos y se requería que el delantero fuera más jugador que goleador.