El Marathon de Héctor Vargas juega a nada, no pasan de lanzar pelotazos a cualquier lugar de la cancha, es la estrategia principal para generar un ataque, es su arma letal, es su apuesta para este torneo, jugar a lo borras (toro en México que atrepella todo lo que está a su alcance) es el estilo que el equipo sampedrano ha afianzado en estos dos partidos que ha disputado, es la estrategia de resultados de Héctor Vargas, técnico del equipo.
No hay por donde, ni por fuera ni por dentro, todo está diseñado para tirar pelotazos frontales y cuando no es así, lo buscan laterales, no hay tramos para intentar una serie de pases entre los defensas y volantes, tampoco pueden llegar a conectarse con los atacantes, ellos juegan al capeador o a brincar la cuerda, no hay ideas de juego, si la hay están escondidas y aún no salen, es de esperar que suceda algo extravagante para que el equipo de Héctor Vargas salga de la mediocridad futbolística, no hay por donde, las estrategias principales para este torneo es jugar al pelotazo, es de tirarla y luchar, es la estrategia para ganarle a los grandes, eso quedó reflejado el día de ayer ante Motagua, mientras el equipo se mantuvo con 11 jugadores dentro de la cancha, no pasaron de tirar pelotazos al espacio, con un jugador menos, también siguieron los pelotazos frontales. Una estrategia ganadora de Vargas que espera obtener buenos resultados basado a la falta de buen fútbol.
Marathon fue superado en todas las líneas por Motagua, fue sometido en todos los sectores de la cancha, eso le sucede muy seguido a un equipo que utiliza el pelotazo como arma ganadora, un Marathon que espera someter al rival habilitando a sus atacantes por medio de lanzamientos de pelotazos a cualquier lugar, un Marathon diseñado en donde el defensa central tiene la obligación de habilitar a sus delanteros, un Marathon que sigue siendo muy mediocre cuando juega ante los clubes grande de Tegucigalpa bajo el mandato de Héctor Vargas. Un Marathon que sigue apostando a los gritos de su entrenador Lara intimidar a los árbitros, un Marathon que le apuesta a las triquiñuelas de Vargas, que estar diseñado para someter al rival a base de buen fútbol.