Son las 3:00 de la mañana, justo a esa hora y sin necesidad del sonar de una alarma se levanta de su cama, José Eliodoro López. Un adulto mayor que estará cumpliendo 74 años de edad, la actividad a realizar es la misma de siempre, desde temprano, 27 kilómetros esperan por él en la fría calle de Tegucigalpa, la capital de Honduras.
José López, no pierde el ritmo, nada lo detiene, sus entrenamientos los lleva día por medio, un día corre 27 kilómetros, otro día descansa o juega fútbol, un día sin deportes para él, es un día sin vida, el adulto mayor estará cumpliendo 74 años de edad este 8 de agosto.
Eliodoro, cuando era joven, estaba ligado a la práctica del fútbol, un deporte que lo apasiona, en eso se llevó la juventud, jugando partidos en el Tizatillo, lugar que lo vio nacer, además, para ganarse la vida tuvo que aprender la profesión de mecánica automotriz y enderezado y pintura de carro.
José López, antes de la llegada del Covid-19 a Honduras, era el rey de todas las maratones en donde participó, en la categoría de 60 años se acostumbró a ganarles a todos, en Tegucigalpa no hay un rival que le quite el primer lugar, siempre subía al podía a reclamar su medalla, es una máquina, a pesar de la edad que tiene, además, López aseguró que corre desde los 66 años y en plena pandemia no ha parado de ejercitarse, es una actividad que es parte de su vida. Ya que considera que hacer ejercicios y mantenerse en forma es algo que debilita al Covid-19.
“Salgo a las 3 de la mañana, regreso como a las 8, siempre del estadio El Birichiche, lo hago para no sentirme aburrido, el cuerpo me lo pide, el ejercicio me ayuda para combatir el Covid-19, si no hago movimiento, me puede matar el Covid-19. Mientras salga a correr, no le tengo miedo a la enfermedad”.
José López, no la pasa para nada bien, tiene el mismo destino que la mayor parte de las personas que llegan a la edad de adultos mayores en Honduras. No dispone de una jubilación ni seguro médico y para poder sobrevivir, debe ser gracias a las ayudas que recibe de personas de buena voluntad, por ratos carece de un par de calzado para salir a correr y debe acudir a las personas de buen corazón.
El maratonista siempre es apoyado por las personas de buen corazón.
no recibe ayuda, siempre le regalan tenis. Cuando se le preguntó cuando piensa parar de correr, el campeón dijo. “Hasta que el cuerpo me diga que acá no mas, me siento en capacidad de correr muchos kilómetros por muchos años”, sentenció.
¿Usted quiere apoyar con tenis, camisa y calzoneta al José Eliodoro López?