Es una pena que el Torneo de Reservas la Liga Nacional lo vea omo una fiesta para embriagarse, no tiene respeto hacia los equipos ni a los jugadores, eso lo han demostrado cada vez que los equipos costeños vienen a jugar a la capital de Honduras.
En esta ocasión, le tocó a Platense, equipo que se enfrentó a Real de Minas, lo lamentable y lo sufrido para ambos clubes, es que el partido se jugó en la cancha sintética de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), una instalación que ha terminado con su vida útil, una cancha sintética que ha quedado a la historia, más dura que una calle de concreto y desgastada.
Es una cancha en donde ya no se puede jugar fútbol, máxime cuando se trata de profesional, y son los equipos de reservas los que sufren ya que la Liga Nacional ha permitido jugar partidos oficiales en una cancha que produce todo tipo de lesiones a los jugadores, su vida útil caducó.
El balón no puede controlarse, sin culpar la falta de técnica de los jóvenes futbolistas, eso no tiene nada que ver, la cancha no reúne las condiciones para este nivel.
La cancha es útil para iniciar y finalizar un partido, para que un equipo de reservas cumpla con su compromiso.