Marina Solorzano, la mujer que ha servido de inspiración para muchos en Honduras

23 años han pasado, apenas tenía 12 años, cuando Marina Solorzano, le tocó el turno de sonar la campana de la iglesia de su pueblo, una acción muy normal y cotidiana en la zona, sin pensar que esa campanada dejaría marcada su vida para toda su existencia, un mal cálculo de Marina la llevó a tener un contacto con un cable de electricidad de alto voltaje, recibiendo una descarga eléctrica, Solorzano, perdió el conocimiento, también se vio en la necesidad de perder su brazo derecho para poder salvarle la vida, por milagro de Dios, no perdió una pierna.

A pesar de los momentos difíciles de vida que pasó Marina, no bajó los brazos, enfrentó la vida con la misma intensidad y responsabilidad, no renunció a sus sueños, con tanto sacrificio decidió estudiar en la Universidad Pedagógica Nacional de Francisco Morazán de Tegucigalpa, Honduras, lográndose graduar de licenciada en Educación Comercial, sin posibilidades de tener un trabajo a pesar de sus limitaciones. Marina, está desempleada como viven en su mayoría las mujeres hondureñas.

Marina Solorzano, tiene tres años de entrenamiento en fútbol para amputados, además, ya tiene experiencia internacional, jugó contra la selección de El Salvador y Costa Rica.

Marina Solorzano, dedica tiempo a jugar fútbol para Amputados en Tegucigalpa y es la única mujer que juega de portera, además, gracias a sus intervenciones, el equipo Sin Barreras se coronó campeón ante Guerreros.

Marina, no tiene miedo jugar entre hombre. «Es un reto para mi, paso con muchos hombres y ellos sueltan unos bambazos, pero es algo bonito y lo disfruté». Aseguró.

La primer mujer en ganar un campeonato de fútbol para amputados ha sido ella. «Me llena de orgullo, el partido estaba complicado. El equipo Guerrero no bajó las manos y gracias a Dios pudimos ganar».

La portera asegura que estaba presionada antes de comenzar el partido de la final. «Desde que me levanté había nervios, era una final y no cualquier partido y gracias a Dios salimos bien».

Aclara que jugar fútbol la hace olvidar de sus problemas y presiones de vida. «Es algo muy bonito, me hace olvidar problemas y me brinda valor, cuando crees que ya no hay esperanza y me sirve de inspiración para más adelante, hay personas que con poco se tira a morir y uno sigue adelante».

Gracias sus intervenciones, el equipo Sin Barreras se coronó como el primer campeón de la Liga de Amputados de Tegucigalpa.

El fatídico día que perdió su brazo derecho. «Tuve un accidente con los cables de luz, estaba sonando la campana de la iglesia y en eso cayeron unas varillas sobre los cables de luz. Tenía 12 años, me trasladaron al hospital, estuve en coma y mi brazo agarró cangrena y tuvieron que amputarlo, mi pierna casi la pierdo, igual, pero gracias a Dios solo fue el brazo». Recordó Marina.

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