Alexander Madrid Banegas, siempre quiso tener una vida normal, lleno de felicidad, vivir en un país sin sufrimiento, sentir seguridad, conseguir un empleo digno, y poder darle el sustento a su familia, Alexander, como miles de hondureños tuvo una infancia marcada, apenas tenía 8 años y su padre fue asesinado, lo mismo le sucedió a su hermano cuando él tenía 15, un día se cansó y decidió emprender el sueño americano, anhelado por miles de compatriotas, sin imaginarse que ese viaje lo dejaba marcado para toda la vida, por ayudar a una mujer en el tren, el hondureño perdió su pierna derecha, su pie hábil.
Eso no lo ha desmotivado, lleva una vida normal, trabaja de jardinero en su pueblo y los fines de semanas viaja hasta la capital de Honduras a participar con su equipo Conamiredis en el Torneo de Fútbol para Amputados. Banegas es un defensa recio y fuerte, un líder dentro de la cancha que nunca da una pelota por pérdida.
Alexander recuerda ese día del accidente y que le marcó la vida. «Todo pasó el 11 de junio del 2015. Yo tenía 6 días de caminar, recuerdo que a las 11 de la noche pasó un tren, una mujer me pidió auxilio, ella iba colgada y por salvarla me accidente, a las 11 y media fue mi accidente en un pueblo que se llama Jesus de Nasaret, Puebla, México».
Explicas las razones por las que buscó el sueño americano. «Me fui porque asesinaron primero a mi padre, yo tenía 8 años y cuando tenía 15 a mi hermano mayor tambien lo asesinan a los dos en Tegucigalpa por razones diferentes, luego me fui para otro departamento del país con mis demás hermanos, mucha delincuencia y desempleo hay en el país». Manifestó
Alexander ha buscado la manera de como asimilar el cambio que ha tenido en su vida. «Lo que me pasó, pues hace poco cumplí tres años de mi accidente, soy jardinero y de paso hasta hace poco lo asimile, tengo dos hijos».
El sufrimiento después de perder su pie hábil fue agobiante. «Fue difícil, sufrí un año y medio. Pero ya me voy sintiendo bien». Dijo motivado.
No descarta emprender de nuevo el viaje para lograr el ansiado sueño americano. «Sí, me iría otra vez, claro que sí, es más difícil así, me cuesta encontrar trabajo, Las empresas no quieren dar chamba a uno». Se queja Alexander.
Participar en el Liga de Fútbol Para Amputados, le permite relajarse y reunirse con otros compañeros, además, su nivel de competencia es exigente. «Me siento muy bien cuando juego fútbol, después de jugar, es como sentir paz interna, mucha felicidad, se me acaba todo tipo de presión, tampoco siento depresión». Puntualizó.