Tegucigalpa – El fútbol es puro capricho. El Madrid se impuso en el Villamarín para hacer buena una revolución de su entrenador, que alineó tres centrales y dos pivotes para protegerse en defensa y salir a la contra. Un método tan válido como la posesión y el ataque continuo que propone el Betis, y que le penaliza por no ser contundente. Los blancos firmaron media hora brillante, sufrieron en inferioridad durante 50 minutos y ganaron cuando nadie lo esperaba, con un buen gol de un ex bético. Un guión para el capítulo de una serie de Netflix.
Le tuvo que costar a Solari dar el paso. Le gusta jugar con extremos, pero entre las bajas y los problemas defensivos, decidió apostar por los tres centrales en el Villamarín. No es asunto menor, porque el equipo blanco siempre fue reacio a esta fórmula de mala fama y buen resultado.Con Toshack batió un récord goleador que duró décadas, y con Del Bosque convirtió un problema por las ausencias de Hierro y Sanchis en el arma para conquistar Old Trafford y la Octava. Así, las circunstancias brindaron a Solari la ocasión perfecta para probar.
Y no empezó mal. El Betis tiene un equipo bonito, de buen gusto. Setién puso todo el talento sobre el tapete, pero costó sortear el tráfico en la medular, con buena presión madridista. Los blancos se ajustaron, con Valverde junto a Casemiro y Benzema descolgándose para recibir, y se apoderaron del partido. Marcó pronto, además, con una buena salida por izquierda con Benzema, Carvajal al otro lado, Bartra taponando y Modric colocando en la escuadra de zurda. Un buen tanto de fabricación y ejecución.
El 0-1 repartió los papeles definitivamente. El Betis tendría la posesión y el Madrid la carrera y los espacios. Porque los blancos se aplicaron como nunca para cerrar las líneas de pase, favorecidos por la poca velocidad en la circulación local. Y a la contra, debieron cerrar el partido. Cosieron un jugadón entre Modric, Carvajal y Benzema con centro atrás que remató Vinícius, bien blocado por Pau abajo. Y tras una llegada bética pivotó Benzema, abrió a Vinícius y el brasileño, de primeras, dejó solo a Fede Valverde ante el portero. El uruguayo se lió al intentar resucitar a Guti y su taconazo de Riazor. Allí perdió la sentencia.
Aprovechó el Betis la generosidad blanca y aseguró los pases. Así, evitó las pérdidas para las contras y comenzó a merodear el área rival. No llegó mucho más allá de un buen balón filtrado por Lo Celso para Canales que tiró flojo. Pero la mejor noticia verdiblanca fue la lesión de Benzema, lastimado en una mano. Indetectable mientras estuvo para Mandi y Bartra, con arrestos para retener la bola para que su equipo saliera, el Madrid se quedó sin referencia.
Entró Cristo González, el delantero del Castilla, y el Betis se quedó con el balón. El Madrid se metió en la trinchera y se dispuso a sufrir de lo lindo. Porque si no le aprietas y no le amenazas, el equipo de Setién te puede dar un meneo serio. Sin generar llegadas claras, los verdiblancos arrinconaron al rival hasta provocar los errores que, aunque sólo fuera por insistencia, tenían que llegar.
Solari no intervino hasta el empate. Bastante lo había hecho dejando fuera a Marcelo e Isco, aunque el segundo caso ya no sorprende. Ni con una plaga bíblica de lesiones tiene opción el malagueño, que tal vez habría venido bien para aguantar el balón ante el agobio bético. Tal vez. El caso es que entró Tello y en las dudas Lo Celso filtró un balón exquisito a Canales, que marcó por bajo. Anuló el linier y el árbitro del VAR enmendó la decisión. Las cámaras mostraron una posición ajustadísima, otra página en el libro de quejas blancas.
Ceballos y Brahim Díaz entraron, en dos decisiones valientes del entrenador, eso es evidente. Y el guión del duelo le hizo un guiño extra. El ex bético, pitado y abroncado por la grada, agarró una falta de William Carvalho y se perfiló para tocarla de rosca. Sí, sí. Amagó, y colocó junto al palo, mal defendido por Pau. El utrerano pidió perdón a la grada. Como un señor. Firmó una victoria triste para él, dolido con su gente, pero vital para su equipo. No está el Madrid para dejarse ni un empate en el camino. Aunque le cuesten sangre.