Tegucigalpa – Carrera apoteósica de nuevo en Moto3 y que esta vez ha coronado en Malasia a Jorge Martín como nuevo campeón del mundo. La combinación era difícil, pero se dio de manera imprevista en una última vuelta en la que Bezzecchi, su gran rival, empezó segundo y acabó quinto, justo el puesto que necesitaba el madrileño para coronarse en caso de conseguir él la victoria. Y vaya si la consiguió, gestionando la prueba mejor que nadie, regulando y atacando cuando él quiso.
El séptimo triunfo del curso para el madrileño, que no ganaba desde Aragón, supone el número 50 de la historia para el motociclismo español, y él se convierte en el vigésimo español con corona y el primer madrileño de la historia, porque el Maestro Nieto era vallecano de adopción y zamorano de nacimiento. Además, es la victoria número 600 para nuestro motociclismo en GGPP, así que fiesta completa, con bandera española en la vuelta de honor entregada por su padre Ángel.
La carrea fue larguísima, a 17 vueltas, y con complicaciones desde la salida, porque el asfalto aún estaba mojado en la parte de la pole, donde salía Martín y donde había sombra. Eso no le importó para salir bien, aunque Bezzecchi lo hizo aún mejor y le quitó la primera plaza a la salida del primer viraje. Durante las primeras vueltas, el pupilo de Gresini dejó que hicieran camino por delante de él, llegando a rodar un instante en la décima plaza. Podía parecer inquietante, pero luego se vio que lo tenía todo bajo control, aunque quizá no se pueda decir tanto de los toques que tuvo con McPhee y el propio Bezzecchi, que le empujó en la curva 1 y luego tuvo un delicado duelo en paralelo con él en el que se quedaba sin hueco rodando ya por el piano.
Martín pasó al ataque definitivamente en la vuelta 14, a cuatro del final, dejando plantado a un nutrido grupo de perseguidores que nada pudo hacer por impedir una victoria en la que le sacó tres segundos y medio a Dalla Porta y Bastianani, sus compañeros de podio. A Bezzechi le acabó superando también Arenas, y eso dio paso al momento soñado toda la vida por Martín, que se fundió en abrazos con los miembros de su equipo, Del Conca Gresini, la gente de Honda y sus padres, Ángel y Susana. (AS)