Cesado Lopetegui tras un comunicado vengativo y totalmente falto de tacto, Solari es el nuevo entrenador del Real Madrid. Al menos, hasta que se decida el sustituto del exseleccionador nacional, con Conte como favorito pero aún con dificultades para articular la operación. La nota en la web blanca enfatiza el carácter provisional del argentino como preparador blanco, pero ya es bastante considerando que, en su momento, estuvo decidido (y comunicado) su cese como técnico del Castilla. El argentino tiene ante sí, sin esperarlo, la oportunidad de su vida.
Solari se hizo cargo del Castilla en el verano de 2016, tras el cese de Luis Miguel Ramis por no haber sido capaz de ascender al filial a Segunda: fue campeón de Liga y llegó al play-off, donde cayó ante el UCAM primero y luego ante el Lleida. El argentino no ha tenido, ni de lejos, una exigencia de ese nivel: en la 2016-17 acabó 11º y en la 2017-18, 8º, pero se ha mantenido en el cargo. A punto estuvo de ser cesado el pasado verano, pero se salvó in extremis.
De hecho, estaba fuera. El club tenía decidida su salida para que Guti se hiciese cargo del Castilla, al mismo tiempo que Álvaro Benito subía al Juvenil A y Raúl se encargaba del Juvenil B. Tanto era así que se le llegó a comunicar a Guti la noticia, pero algo cambió en el tramo final del pasado curso y el Madrid decidió, finalmente, apostar por Solari otra temporada más. La decepción de Guti fue de tal nivel que salió en El Chiringuito asegurando que, si no crecía, saldría del Madrid, algo que finalmente sucedió: se marchó de segundo al Besiktas turco.
Para Solari, la 2018-19 era puerta grande o enfermería: o lograba el objetivo de subir a Segunda o habría fracasado tres años seguidos. Y, por fin, el argentino parece haber dado con la tecla del filial blanco, que marcha cuarto con sólo una derrota en diez partidos, aunque con serios problemas de gol: el nueve titular, Cristo (mediapunta reconvertido) lleva sólo dos goles en 668 minutos, uno cada 334′. Sólo Vinicius, con cuatro goles, le ha ayudado a maquillar la situación.
Y en medio de su mejor temporada como técnico del Castilla, le llega la oportunidad de su vida: entrenar al Real Madrid durante un tiempo indeterminado (lo que tarde Florentino en cerrar a Conte o a otro técnico que se ponga a tiro; el limite para ser interino son dos semanas), con el reto de cortar la sangría y de enderezar el rumbo. Empezando por este miércoles, en el debut del Madrid en la Copa del Rey en Melilla. (MUNDO DEPORTIVO)