Novak Djokovic ha pasado por momentos oscuros entre su lesión en Wimbledon 2017 y su espectacular segunda mitad de 2018. Tan oscuros, que llegó a pensar muy seriamente en retirarse. El serbio confesó en el programa de la televisión serbia ‘Da Modza Ne’ que en marzo habló con su familia y les dijo que quería dejar el tenis: «Este año, en los meses después tras la operación que tuve en el codo, pasé por momentos y pensamientos que no fueron los mejores. Un día, en marzo, me senté con mi gente y les dije que no quería seguir jugando al tenis. Se quedaron todos en shock».
Un deseo que finalmente se quedó en eso, deseo. ‘Nole’ dio marcha atrás porque tenía el presentimiento de que podía volver a ser un tenista top: «En esos momentos, no estaba seguro de lo que estaba diciendo pero no me avergüenzo de ello. Tenía dudas de si de verdad quería dejarlo todo pero por dentro, una parte de mí sabía que llegaría el momento en el que volvería a ganar Grand Slams y me pondría en posición de ser número 1 otra vez».
Luego empezó su resurrección en las pistas, confirmada con sus títulos en Wimbledon, Cincinnati o Shanghái: «En abril de este año, me senté con mi viejo equipo, con Marian (Vajda) y Gebhard (Gritsch), una vez los había reunido de nuevo y hablamos sobre las posibles estrategias que podía tomar a medio y largo plazo. En aquél calendario que hicimos, estaba planeado que el pico de forma lo iba a encontrar en el US Open pero lo bueno es que llegó antes, en la gira de hierba con el título en Wimbledon. Aquello supuso un punto de inflexión muy grande y necesario para mí porque durante año y medio había intentado redescubrirme como jugador».
Por último, el de Belgrado tocó la polémica suscitada este verano cuando declaró su apoyo a Croacia en la final del Mundial: «Todo el mundo tiene derecho a manifestar su opinión y a expresarse como desee. Yo siempre respeto a todo el mundo. A menudo, se me ha condenado por cosas como ésta en los últimos años. Mi apoyo a Croacia me vino desde el corazón. Realmente, quiero todo lo mejor para ellos. Tengo muchos amigos allí», afirmó.
Y cerró:«Soy absolutamente consciente de todo lo que pasó en la guerra. Yo no participé, era joven, pero estuve en Serbia y sé que muchas personas perdieron a muchos seres queridos. Es muy difícil hablar de esto. Es un tema muy delicado. Quienquiera que me lo cuente con dolor, empatizo con él. La guerra no hace vencedores. Lamento que cada año se refresque la herida pero la intolerancia se crea entre personas creadas artificialmente. Los croatas y los serbios compartimos lenguaje, cultura y tradición. No quiero entrar en política ni derramar dolor en las heridas de nadie pero tengo muchos amigos croatas, a los que considero como mi propia gente».