Tegucigalpa, Honduras: Alejandra Alvarado, quiere dar un salto alto, sus aspiraciones y objetivos son los 180 kilómetros, distancia que podría correr en un tiempo de 24 horas. Agradecida con el grupo @x3me por todo el apoyo brindado. Su próxima competencia será en Chile.
¿Qué crees que te esperara en Chile?
Fíjate que yo tengo un buen presentimiento en esta, no sé porqué. Pero en la de Perú llegué en tercer lugar y allí había gente de todo el mundo, no como en la de Massachusetts con puros gringos, ahí no me fue tan bien, pero en la de Chile yo siento que me va a ir bien, yo siento esa fe en Dios de que haré un buen trabajo.
El apoyo de tu esposo ¿Cómo has sabido manejar esta situación de con él?
Mira, es pura confianza, el confía mucho en quien yo soy y yo confió bastante en él, nos damos bastante libertad y ahí creo que es donde está la clave, porque no puede estar el nervioso pensando que yo ando en otra cosa que no es correr o yo cuando él se va a trabajar, nuestra confianza está más que todo en Dios y en la esencia de cuando nos conocimos.
¿Cuál es tu rol como mamá?
Yo vivo para mis hijos, ellos dependen totalmente de mí, pues reciben la escuela en casa y también nadan, están en un equipo de natación y ya entraron a la competencia también, sus rutinas dependen totalmente de mí, yo me encargo al cien por ciento de ellos. El apoyo de mi esposo es incondicional, hay ocasiones que el maneja hasta cinco horas de detrás de mi. Yo corriendo y el manejando, dando asistencia.
¿Cuánto tiempo más pensas correr ochenta kilómetros, ya tenes tiempo de caducidad o esto recién comienza?
Fíjate que no me gusta pensar en eso porque lo disfruto mucho, pero cuando ya mis hijos están creciendo se me va reduciendo el tiempo, aunque yo me ponga metas más grandes, a mí me encantaría irme a los ciento sesenta kilómetros y participar en esos eventos maravillosos que hay de montaña a nivel internacional, pero si para ochenta yo tengo que invertir cinco horas los domingos, esas son cinco horas que dejo botada a mi familia, el sábado los dejo tres horas, en días de semana tengo que invertir tiempo, siento que con el crecimiento de ellos, porque el mayor ya tiene catorce, ya me demanda más llevarlo a él, darle la prioridad a él, el también entrena a las seis de la mañana, ese día no puedo correr porque lo tengo que ir a dejar.
¿No estas delirando cuando decís que queres ir a los ciento sesenta kilómetros?
No, en eso si estoy bien clara, yo creo que ahí es donde yo dejaría de competir a nivel de montaña e internacionalmente, no voy a estar quieta mientras eso no pase, si no lo hago voy a estar lamentándome toda la vida, creo que voy a apuntar a alcanzar esa meta para luego descansar.
Los corredores que corren por muchas horas a veces son víctimas de asaltos y acosos. ¿Cuál ha sido tu experiencia?
Solo una vez he tenido un enfrentamiento con una persona, solo esa vez me sentí impotente y le rogué a Dios por mi vida, pero de lo contrario, yo crecí aquí y nunca he tenido un problema de ese tipo, es una comunidad sana todavía, no me gusta decir mucho donde corro porque ahí es donde se pueden dar ideas a la gente que no está en lo correcto, pero trato de cambiar bastante las rutas, hay diversidad de senderos aquí, nunca salgo ni a la misma hora ni por el mismo sendero.
¿Cómo fue ese inconveniente que decís?
Ese fue cruzando de la colonia 21 de octubre que queríamos subir el cerro en una semana santa a la Cumbre, ahí se nos cruzó un tipo con un puñal y dijo que andaba dispuesto a todo, me imagino que podía andar buscando dinero para drogas o algo así, fue bien feo, la verdad que esa no es una experiencia que se la deseo a nadie.
¿Te asustaste?
Sí, claro que sí, recuerdo que andaba con Marcio Casco, mi entrenador, el lo enfrentó, sin cosas que no debo de olvidar nunca, vivo agradecida con él, corrí todo el cerro que se acababa de quemar, yo llegué toda negra hasta arriba por la cenizas, pero corrí como nunca, fue una aventura ese día.
¿Un entrenamiento para no recordar?
Uyyy sí, pero fue la única vez, de ahí no me volvió a pasar nada.