Tegucigalpa, Honduras: Leandro Motta llegó al Olimpia como un desconocido, todo indicaba que llegaba de cualquier parte de la tierra, nadie tiró bombos ni platillos, la contratación del jugador no ilusionó a nadie, no más al técnico del equipo, que ha de estar arrepentido en diseñar, gestionar y autorizar la contratación del andante jugador.
El brasileiro tiene pinta, entrena con la calzoneta remangada, cuando lo observas, en cierto momento le encuentras forma de jugador profesional, lleva más de dos meses de estar en el Olimpia y aún no puede hacer su debut en el torneo, no ha llenado las expectativas de nadie, no tiene condiciones y las competencias para ser parte de los jugadores que le llene la confianza al técnico. El jugador se ha convertido en el fiasco del momento.
Así como ha pasado con varios jugadores que han venido al Olimpia, Leandro Motta, ha encontrado en el equipo el paraíso buscado por todos los deportista. El brasilero no juega y sonríe, no rinde y cobra, no aporta y el equipo gana y es puntero del torneo.
Todo ha sido un engaño, el timo de la temporada, Motta ha superado todas las expectativas en lo negativo, ha sido un afortunado. Encontró la tranquilidad y la felicidad en el Olimpia, no sufre por la presión que se siente en el equipo. Son dos años de no ganar nada.
No está disponible para aportar un granito de arena, está tranquilo. Más relajado que un leopardo cuando va a correr 100 metros y se entera que su rival será una tortuga.
El futbolista, tiene su propio estilo y se le ven las características de un buen jugador de fútbol sala. Contra el Real España desentonó, no aportó en nada, desde esa fecha no entra en los planes del técnico. Que por cierto ha sido el gran responsable de la llegada de Motta al equipo.