Sin tener las competencias para jugar fútbol de alto rendimiento, logró fichar con el Olimpia, y se dio el lujo de salir del León y llegar al Motagua. La torpeza y las deficiencias técnicas son sus cartas de presentación.
Tegucigalpa, Honduras. En el mundo del fútbol, los directivos tienen varios objetivos, hacer dinero, quedar campeón, formar jugadores para buscar venderlos al extranjero, también tienen como objetivo transformar a sus equipos y mejorar las competencias de la liga, solo será posible, contratando buenos jugadores. Los objetivos mencionados se convierten en utópicos cuando tienes en tu plantilla jugadores como Javier Estupiñán, jugador del Motagua que ocupa una plaza de extranjero.
El colombiano mide 1.90 estatura idónea para ser un buen portero, pero eligió ser delantero, contextura física por las que se vuelven locos los dirigentes en Honduras. Hacen comparaciones con los grandes jugadores que están en Europa, sin capacidad para razonar que aquellos saben controlar un balón, buscan el espacio que se necesita, y luchan menos. Tienen todas las competencias.
La mediocridad que ha demostrado Estupiñán en el fútbol de Honduras, ha bastado para que los dos principales equipos del país lo contraten, el Real España y el Marathón han de estar cruzando los dedos para que el mediocre y afortunado quede sin contrato y se maten entre ellos para fichar al «futbolista» y quitar las oportunidades a los jugadores de las canteras que por cierto. Son mejores jugadores que el colombiano. Así como le ha pasado a Bengoché en el Olimpia y a Fosly Grant en el Motagua. Ambos jugadores fueron sacrificados por hacer llegar al mediocre. Al nefasto jugador.
Ninguna liga en el mundo puede buscar una mejoría cuando haces llegar jugadores extranjeros de bajo nivel, Javier Estupiñán, no puede controlar un balón, carece de ideas para dar un pase, nunca participa en las jugadas de equipo, no tiene aspiraciones para jugar, nunca se le ha visto hacer un giro con la bola, no puede controlar orientado, cuando corre se cae, es tan incompetente en la cancha, los aficionados se inspiran en creer que juegan mejor cuando lo miran jugar., el Atlético Nacional de Medellín. Lo fichó y nunca se lo perdonaron, «Creyeron haber vulgarizado el equipo» dijo una fuente de Al Desnudo.
“Estupi”, como le llaman en Colombia, está consciente de sus pésimas condiciones que no se atreve a jugar rondos, los compañeros no están dispuestos a arruinar su espacio de diversión con un jugador tan mediocre como el colombiano, siempre lo vas a ver sentado en la previa del entreno, un día, Costly se reía cuando jugaban a dar dos toque con el balón sin dejar caer la pelota, no está dispuesto a ceder una entrevista a un medio de comunicación, se esconde, ha de creer que le preguntaran porque tiene ciegos a todos en el Motagua.
En Honduras, la historia y las costumbres ha sido fastidiar al futbolista nacional, siempre se le ha criticado hasta por nada, Costly, el anciano, Bengtson, el haragán, Tejada, el agrandado, Mario Martínez, el cansado y paquete. Nada que ver con Estupiñán, este no llega a jugar al nivel de los antes mencionados ni cuando estos estén con sueño muy profundo.