El formado en las inferiores del Barcelona, Victor Blasco, vino al Vida de La Ceiba con altas expectativas, era de menos, traía las mejores referencias futbolisticas, pero una vez sobre la cancha, el mejor aspecto que mostró el volante zurdo fue la de un moderno gigoló, esos que conquistan a las chicas con su forma de vestir y de caminar.
El futbolista español, creyó que estando en el Vida las cosas serían más fácil de lo normal, pensó que la titularidad la tenía garantizada, se le vino a la mente que por la liga hondureña, él iba a ser un jugador importante en el equipo, pero las cosas fueron diferentes, a Blasco le dieron todas las oportunidades para demostrar de que estaba hecho, y fue más las dudas que dejó que otra cosa.
Sobre la cancha, Victor Blasco se vió más normal de lo común, un español con un fútbol básico, que en nada le sirvió al equipo ceibeño, ya que el europeo nunca estuvo a la altura de la liga hondureña, apenas anotó un gol y fue en la primera vuelta ante el Marathón, luego, destacó por la manera de acomodarse la calzoneta cuando está en el terreno de juego, tirando más pinta de un gigoló, que de un jugador de fútbol.