Los directivos del Motagua han estado muy cerca de la muerte por cuestiones cardíacas provocadas por un medio jugador de fútbol, saben que han perdido el tiempo en creer que algún día el delantero, Josué “Maletiño” Villafranca, iba a convertirse en fútbolista o un día tener idea de como se juega fútbol profesional.
El tiempo se perdió, el fútbol es de talento y trabajo, muy pocas veces se sobresale solo con el trabajo, debe de haber talento antes de todo, cosa que nunca ha tenido Villafranca, quien no tiene la mínima idea de como controlar una pelota de espaldas, tampoco ha aprendido a dar un pase de 10 metros, que es la principal presentación de un futbolista, el accidentado delantero del Motagua nunca arrancó, los números lo dicen, con Diego Vázquez, gozó de todas las oportunidades y nunca hizo una jugada que metiera en problema a la defensa del rival, al contrario, el “Maletiño” siempre jugaba en contra de su propio equipo, perdía todas las pelotas que le entregaban sus compañeros. Es un especialista en generar contragolpes en contra de su equipo.
“Maletiño”, un afortunado de la suerte, más el apoyó que recibió del ex directivo del equipo, Juan Carlos Suazo, fue metido a la selección Sub-20 de Honduras, más la falta de conocimiento de lo que es el alto rendimiento de Carlos Tabora, entrenador en ese momento de la selección juvenil, el inservible delantero se ganó con el mínimo esfuerzo la confianza del técnico, hoy que han pasado algunos años de aquél tremendo engaño, el jugador sigue en lo mismo, con serios problemas de entender lo que es un partido profesional.
Tan malo es Villafranca, que Diego Vázquez se cansó de él, cuando contrataron al “Nene” Obando, al técnico nacional se le derramaron las lágrimas en privado cuando vió que el fallido atacante no tiene talento ni competencias para seguir en el equipo, se vió obligado a sentarlo en el banco de suplentes, con el técnico actual, lo más probable es que muera de un paro cardíaco al ver que para el jugador todo es abstracto sobre la cancha.