TEGUCIGALPA // El Chelsea disfruta en la tormenta. En 2012, en su temporada más convulsa, con problemas para meterse en Europa y con Di Matteo cogiendo el relevo de Villas-Boas, los ‘blues’ levantaron contra pronóstico la ‘Orejona’ ante el Bayern en su casa. Los penaltis les dieron el premio que tanto les había costado alcanzar en la era Abramovich. Y en 2021, tuvieron que prescindir de una leyenda como Lampard cuando el barco naufragaba por sus fugas de puntos y de goles encajados… para que Tuchel las tapara y conquistaran su segunda Champions. El alemán se vengó de la derrota de 2020 con el PSG en Europa. Europa vuelve a tener color blue… del Chelsea.
Otra vez campeones de forma inesperada. Si se lo llegan a decir en enero… Su seguridad defensiva no falló en el momento clave. El alemán electrificó su área alrededor de Mendy nada más llegar al Bridge y Azpilicueta, Rüdiger, Thiago Silva y Christensen blindaron su retaguardia. Tres centrales como forma de vida y de victoria. Su guion fue de película. En la primera parte tocaron y golpearon. En la segunda aguantaron. Siempre seguros. Un laberinto imposible de descifrar, otra vez, para el City de Pep.
Guardiola ya no sabe qué hacer para ganarle a Tuchel desde que está en el Chelsea. Lo que antes era un trámite en Alemania se ha convertido en una tortura. Lo ha probado todo en sus tres duelos ingleses y en todos ellos el resultado de su fórmula ha terminado en explosión. En desastre. Tres centrales y dos ‘9’ en las semis de la FA Cup, su clásico 1-4-3-3 en la Premier y jugar sin ancla y llenar de creatividad su medular en la final de la Champions. Diferentes dibujos, piezas, combinaciones… que han acabado en derrota. Los cityzens alcanzaron, por fin, la final, pero tendrán que esperar para saborear la Champions. Una amargura que ya probó el Chelsea en 2008 ante el United.
El ‘campeones’ que coreó la afición celeste en Oporto y en Do Dragao pondrá sintonía a la Premier y a la Carabao Cup. La Champions es de un conjunto londinense que no tuvo fisuras. El plan de Guardiola de colocar de pivote a Gündogan lo anularon Kanté y Jorginho. El medio francés se multiplicó como de costumbre. Apareció en todos los frentes desesperando a los artistas celeste. No echó ni un borrón. Una obra de arte pintada con sudor, robos e interminables kilómetros. Los blues cerraron todos los caminos a su portería. Y eso que perdieron a Thiago Silva, una de sus torres, por lesión en la primera parte.
Stones sufrió a la espalda de un Werner tan incisivo como poco claro de cara a puerta. Una lucidez que sí tuvo Havertz. El fichaje más caro de la historia del Chelsea, el futbolista de los 80 millones de euros, apareció en el momento justo. No había marcado en toda la Champions y lo hizo en la final rompiendo el entramado defensivo del City.
Mendy sacó en largo hacia Chilwell, que de primeras se la dio a Mount para que controlara y encontrara en profundidad al ex del Leverkusen. El City dejó un agujero en su defensa por el que se le escapó la final. Ni Dias ni Stones llegaron antes de que regateara a Ederson e hiciera el 1-0 al borde del descanso. Un golpe de kárate mortal. La cobra de Kai picó al City.
Los celestes estaban en el suelo pero se levantaron para estrellarse contra el muro rival en la segunda mitad. De Bruyne salió de la final por un choque con Rüdiger y el asedio de los de Guardiola fue estéril. Mendy no hizo ni un paradón.
Rondaron el área rival sin lastimar a unos blues cómodos atrás. Entraron Gabriel Jesus y hasta un Agüero que pidió la grada. No mojaron. Reclamaron un penalti por mano de James que Mateu, que estuvo notable, no señaló. Le dio antes en el pecho.
Rozó, eso sí, la diana Pulisic tras un jugadón de Havertz. Pero el 2-0 se marchó fuera. Los pases no funcionaban y el City tiró de balón largo al área. Un recurso tan británico como inusual para Guardiola. Los antiaéreos del Chelsea no fallaron. Su acorazado resistió todos los centros. Azpilicueta y Rüdiger son gigantes en esas jugadas. Un cambio de rumbo cityzen a la nada. Mahrez mandó al limbo la última. El Chelsea tenía ya la Orejona en su sala de trofeos. Esta final inglesa no se le escapó. 16.500 aficionados disfrutaron, mientras pasa la pandemia, de todo un ejercicio de supervivencia y de fútbol azul. Azpilicueta levantó en Oporto la Champions como capitán. Histórico. El cielo es blue… de nuevo. MARCA.COM