La película de moda de la pandemia es española. El Hoyo, de Galder Gaztelu-Urrutia, se estrenó en España el pasado noviembre, y en las dos semanas que estuvo en cartel recaudó 216.964 euros.
La historia que contaba, sobre una prisión dispuesta de forma vertical, con presos confinados en cientos de niveles, uno encima de otro, cada uno dependiente solo de la comida que le sobre al de arriba para comer él, resonó lo que resonó en el público. Tres meses después, el mundo es otro. Casi un tercio de países ha impuesto una forma u otra de cuarentena o distanciamiento social.
El pánico en los supermercados, donde una compra semanal se puede convertir en un aparatoso aprovisionamiento, se nota en pasillos de baldas vacías. Y no hay un fin claro en el horizonte.
En este nuevo contexto, Netflix estrenó El Hoyo. Eso fue el pasado 20 de marzo. Una semana después, es la película más vista no solo en España sino en varios países. Esos pobres desgraciados que se despiertan atrapados y cuya supervivencia se decide exclusivamente según la comida que le sobre al de arriba ya no quedan tan lejos del espectador medio. El Hoyo tiene otro significado.
Netflix no ofrece cifras de visionados ni ninguna otra prueba de que esta película sea, efectivamente, la más vista en su plataforma en Estados Unidos. Pero una buena medida de la popularidad del título se encuentra en el impacto cultural que ha ido dejando a lo largo de esta última semana, tanto en redes sociales como en los medios internacionales que se han volcado a hablar de ella como el fenómeno cinematográfico de la pandemia.
“El momento y las circunstancias han convertido la llaneza del planteamiento, así como la total obviedad de sus metáforas y su mensaje, en su mayor fuerza”, concede The New York Times. “Esta película está aquí para ofrecer una catarsis (tal vez). Tanto permite mirar, terapéuticamente, a personajes que encarnan nuestra ira en la pantalla como subraya tan bien las angustias de estar confinado en casa durante una pandemia que te hará regurgitar del estrés”, escribe Vulture, la revista-altavoz de las obsesiones culturales del mundo digital. Precisamente en redes sociales se encuentran mensajes de espectadores de todo el mundo: en Twitter, por ejemplo, ver El Hoyo se ha convertido en una especie de provocación, para ver quién consigue aguantar más y traumatizarse más (una competición clásicamente tuitera, por otro lado). También se debate con furia en Internet el significado de su final.
La película es la ópera primera del bilbaíno Gaztelu-Urrutia. Ya en septiembre tuvo el mérito de ser la primera película española en ganar en solitario el festival de Sitges. También fue galardonada con el Premio del Público de la sección Midnight Madness, dedicada al cine fantástico y de terror, del Festival Internacional de Toronto. Ahí fue cuando Netflix decidió hacerse con los derechos de distribución. Unos meses y un coronavirus después, se hizo historia.