La penosa derrota que sufrió Olimpia ante Saprissa de 4 – 1 tiene de correr a todos los que pertenecen al mundo olimpista, una derrota que no se esperaban por ningún motivo, la ventaja de 2 – 0 conseguida en el partido de ida, bastaba para pasar a la final de la CONCACAF League.
Solo que en Costa Rica, en la Cueva de los Morados del Saprissa, las cosas siempre han sido diferentes, en ese maldito lugar para varios equipos, manda el cuadro local. Ha sido un escenario de grandes goleadas a favor del equipo tico y Olimpia no fue la excepción, recibió la dosis idónea, la medida exacta para quedar eliminados.
A pesar que todo indicaba que el pase a la final estaba en manos del Albo. Varios jugadores no anduvieron conectados con la dimensión del partido, estaba en juego la final del Torneo y también el prestigio y el honor de ambas instituciones, se definía la grandeza de los dos equipos, eso era un extra, era el momento idóneo para acabar con ese pensamiento intrigante, con esa idea que necesitaba una respuesta. ¿Quien es el mejor? Bueno, ya se sabe.
Olimpia perdió el partido por sus propios errores, cuatro errores, cuatro goles. Harold Fonseca, desconectado, regaló el primer gol del partido, problemas eternos de salida, permitió que le ganarán de cabeza una pelota alta en el área chica, además, pudo evitar el tercer y cuarto gol del encuentro. Un fiasco en suelo tico, a pesar que Pedro Troglio lo defienda.
Ever Alvarado, seleccionado nacional, debe de responder que hacia tan abierto en el segundo gol del Saprissa, equivocación grande a este nivel, eso pasa en fútbol de formación o amateur, lo laterales juegan de adentro para afuera, Eder pensó lo contrario, jugar de afuera para adentro, algo que tuvo sus consecuencias.
Jonathan Ferrari, un desordenado de primer nivel, comete una falta innecesaria en la boca de área, de ahí cae el tercer tanto, más la complicidad de Harold Fonseca, luego, cuando debía de sacar la pelota del estadio, quiso salir jugando, justo cuando se jugaban los últimos minutos agredados, gracias a su buena voluntad de ayudar al Saprissa, anotaron el cuarto gol de la clasificación a la final.
Tanto errores individuales cometidos, que Jhonny Leveron no se salva, nada hizo por evitar el cuarto gol del Saprissa, fiel a su estilo, llegó a acompañar la jugada, a ver que pasaba, cuando lo más recomendable, es el sentido común de un futbolista de alto rendimiento, era cerrar con una barrida, llevándose las manos al pecho, otro que no hizo nada fue el portero, Harold Fonseca, no sabía en donde estaba parado.
Un culpable más, Pedro Troglio, los técnicos nunca se salvan cuando son eliminados de un torneo, se confío, creyó a leguas que la clasificación la tenía asegurada, no confío en el contragolpe como un arma que podía sacarle provecho, se aferró a su mismo equipo, y no tuvo la capacidad de evitar que sus jugadores cometiera tantos errores infantiles en la cancha.