Tegucigalpa – La derrota de esta tarde ante el Valencia en Montilivi es de aquellas que cuestan aceptar. Que por mucho que le des vueltas, no acabas de encontrar una expilació razonable. Porque si bien es cierto que, por potencial, entra dentro de la lógica caer ante el equipo de Marcelino -vive en la Europa League y finalista de la Copa del Rey-, lo cierto es que cuando el balón empieza a rodar, estas teóricas diferencias se difuminan. Sobre el césped y con 90 minutos por delante, el prestigio y el presupuesto pasan a un segundo plano. Quizá por eso es tan grande el fútbol.
Quizás lo es, también, porque tiene este componente de imprevisibilidad y en ocasiones de injusticia- como el que se ha vivido hoy en Montilivi. Para que los de Eusebio han realizado un partido muy serio, de menos a más, dominante ante todo un Valencia y disfrutando de numerosas ocasiones claras para, al menos, empatar. Pero dos goles del Valencia en dos jugadas aisladas han hecho que los tres puntos volaran hacia la capital del Turia ante la estupefacción de jugadores y afición, después de una tarde fantástica de fútbol, de aquellas que crean afición, con un gran ambiente en el estadio y con el equipo dejándose el alma sobre el césped.
Con sólo dos cambios respecto la victoria de Vallecas, y con la confianza de haber conseguido 7 puntos de los últimos 9, el Girona tuvo la primera ocasión con un disparo potente de Pedro Pons con la izquierda. Rodrigo ha respondido también desde la frontal y, antes del cuarto de hora, una pelota filtrada a la espalda de la defensa blanquiazul, roja la ha aprovechado Guedes para marcar el 0-1 con un disparo cruzado.
La respuesta del Girona ha sido la de irse arriba, a por el empate, que ha conseguido Ramalho con la cabeza tras una falta lateral servida por Granell. Era el primer gol del futbolista vasco desde que el equipo está en Primera. Justo antes del descanso Stuani ha estado a punto de hacer el 2-1 con la cabeza pero el balón se marchó rozando el larguero.
Los gerundenses han salido mejor de los vestuarios, siendo fluidos en el juego y empujando el Valencia dentro de su propio campo. Pero en una jugada aislada, Parejo ha recogido un balón en la frontal para empalmar-la y marcar el 1-2. Primera jarra de agua fría para el equipo, que lejos de desmoralizarse se ha ido a por el empate.
El segundo tiempo ha transcurrido, en gran medida, en campo contrario, con buenas aproximaciones de los blanco-y-rojos. Roncanglia ha visto la segunda amarilla al 72 ‘, lo que aún ha espoleado más los de Eusebio, que encontrarían el gol 10 minutos después gracias a un penalti transformado por Cristhian Stuani. El uruguayo, como siempre, no ha fallado y ya suma 16 dianas en la Liga. Una barbaridad.
Y con el público y el equipo empujando, y cuando parecía que se podía consumar la remontada, en el minuto 90 ha llegado la gran varapalo: pilotada larga para Ferran Torres, que engancha todo el Girona volcado en campo contrario y se anticipa a la salida de Bono para sortearlo y consumar una derrota de aquellas que hacen mal y que, en caliente, cuestan mucho de entender y de aceptar.