Jonathan Rougier, llegó al país como un desconocido, así como han llegado la mayoría a participar en el fútbol de Honduras, no lo conocía nadie más que el técnico y el representante que lo trajo, bueno, si es que vino bajo la tutela de un representante, lo chistoso que venía de jugar de la cuarta división del fútbol de Argentina, sin experiencia y con muchas falencias pero con sueños de superación.
En un inicio, jugó al nivel que estaba acostumbrado, un nivel de un futbolista de la cuarta división, categoría que no te da ninguna opción en tu país para seguir escalando, máxime cuando ya tienes 27 años de edad, acá el argentino se convirtió en rey, como sucede con la mayoría, que sin traer las competencias y las exigencias para participar en la liga de Honduras, destacan por la razón que los entrenadores le dan toda la confianza, nunca son reprochados, tampoco pierden el puesto, son protegidos y respaldados por el técnico, bueno, son traídos por él, saben el convenio que se ha hecho entre ellos.
De debe reconocer el buen rendimiento de Rougier en su equipo, pero es una locura solo que pensar que puede ser nacionalizado para ser tomado en cuenta para la selección de Honduras, no está por encima de Edrick Menjivar, actual portero del Olimpia, tampoco supera en Denovan Torres, el arquero del Marathón, ni que piense que es mejor arquero que Luis «Buba» López. El arquero pasa un buen momento en Honduras, es de aceptarlo, pero no para ponerse la camisa de la H. De la cuarta a jugar Copa Oro o participar en una eliminatoria mundialista, solo un depravado del fútbol constituye una idea de estas, si quieren darle la nacionalidad al argentino, pueden regalarle las que necesite, pero no con la intención de jugar en la H. Se le olvida que Honduras necesita transferir jugadores a la principales ligas del mundo, así como en su momento lo hizo con facilidad, no nacionalizar porque alguien ha realizado dos atajadas buenas.