Se estima que más de 5 mil extranjeros que ingresaron al país euroasiático durante la pasada Copa del Mundo no han abandonado el país y ya el gobierno quiere deportarlos. Les gustó mucho la cosa, parece.
Durante el pasado Mundial de Fútbol, Rusia tuvo la oportunidad de mostrar sus bellezas -de todo tipo- al mundo. Por ello congregó a cientos de miles de aficionados de todos los rincones del planeta entre los pasados meses de junio y julio.
Cabe recordar que el gobierno ruso dio permisos de ingreso a su país con el famoso Fan ID, es decir, a los aficionados que compraron boletos a los partidos. Y este permiso duró un año.
Andrei Kayushin, director del Departamento de Migración, aseguró a medios locales que cuando expiraron los permisos de estadía en diciembre, la cifra de aficionados que seguían en el país era de 12 mil, pero actualmente han logrado reducirla a 5 mil.
«Espero que todos hayan sido deportados para el 30 de marzo», aseguró Kayushin. «La gran mayoría de los visitantes fueron respetuosos de la ley y salieron del país en los plazos correspondientes», agregó.