Tegucigalpa – Un Roma-Inter casi nunca decepciona y esta vez tampoco lo hizo: en el 2-2 del Olímpico hubo de todo, jugadas muy bonitas, polémicas, enfados y goles. El resultado, eso sí, no contenta a nadie: ambos conjuntos se alejan un poco más de sus respectivos sueños y objetivos.
La lista de lesionados de Di Francesco es casi más larga que la de los disponibles. De Rossi, Pellegrini, Dzeko, El Shaarawy, Coric y esta misma tarde también perdió a Fazio. Un momento de mala suerte que se refleja también en el césped, donde a menudo los giallorossi juegan bien, pero acaban recogiendo poco o nada. Ocurrió en aquella primera mitad que hizo temblar al Madrid, y también con los nerazzurri.
El Roma hizo meritos para irse al descanso con ventaja: Florenzi remató al poste (el décimo de este curso) tras un precioso taconazo de Schick, y el joven Zaniolo (que crece semana tras semana) había forzado un penalti clarísimo por una zancadilla de D’ Ambrosio que el colegiado, increíblemente, no concedió. Con el VAR, estos errores se hacen imperdonables.
Justo mientras los romanisti protestaban, los de Spalletti (sin el esperado ex Nainggolan) armaron un contragolpe con el que justo el lateral centró para Keita, que empujó entre palos con la espinilla. Un ex del Lazio, para completar la rabia local. Los giallorossi, tras el descanso, saltaron al campo con orgullo y pusieron las tablas casi enseguida: Ünder, que con el Madrid falló un gol que casi todos habrían marcado, firmó uno de los que sólo los elegidos saben hacer. Al turco únicamente le sale bien lo extraordinario.
El partido se encendió hasta transformarse en un combate de boxeo, con vaivenes y divertidísimos contragolpes de un lado a otro: Icardi, siempre él, volvió a adelantar a los milaneses con un imperioso testarazo tras un córner de Brozovic, los locales reaccionaron nuevamente y forzaron un penalti por una mano del propio croata, que el colegiado Rocchi otra vez se había perdido. El VAR, por suerte, esta vez sí funcionó.
Kolarov, que el pasado lunes provocó a los hinchas diciendo que “no entienden nada de fútbol”, se presentó desde los once metros sin ningún miedo y convirtió la pena máxima. Faltaba un cuarto de hora y pudo pasar de todo, pero el marcador no volvió a moverse: el Inter ya ve a la Juve muy de lejos (11 puntos), el Roma pierde la oportunidad de acercarse al cuarto puesto, que tiene a cinco puntos. Eso sí: fue un partidazo.