Tegucigalpa – El Girona y Atlético de Madrid han protagonizado uno de esos partidos que crean afición: intenso, vibrante y muy disputado, el desenlace ha estado abierto hasta el final. Equipo y afición se han dejado el alma ante uno de los rivales más potentes de Europa y, justamente, el rival del debut en Primera División, hace algo más de un año.
El guión ha sido similar: se ha avanzado el Girona con gol de Stuani, el Atlético ha conseguido igualar y el partido podría habérselo llevado cualquiera de los dos. Finalmente ha terminado con un empate muy meritorio (1-1) que mantiene al Girona rozando Europa después de seis partidos consecutivos puntuando.
La primera mitad ha tenido fases de dominio de ambos equipos. Aunque Griezmann ha puesto a prueba a Bono nada más empezar, el Girona ha llevado el peso de la posesión durante la primera media hora, y las ocasiones más claras han pasado por los pies de Stuani y Granell -el capitán ha sido el elegido para ocupar el carril izquierdo ante la plaga de lesiones y ha cumplido con creces-.
Saúl se ha topado con el larguero en el minuto 32, tras una gran jugada visitante, y esto ha espoleado a los de Simeone. Pero, cuando más sufría el Girona, Oblak cometió penalti sobre Stuani. Era la última jugada antes del descanso. El uruguayo no falló desde los 11 metros y ya suma 11 dianas, que le convierten en aún más pichichi de Primera División.
En el segundo tiempo el Girona ha concedido el peso del partido al Atlético, que una y otra vez se ha topado con el entramado defensivo de los gerundenses. La solidaridad en tareas defensivas, la seguridad y la veteranía de los hombres de atrás han vuelto a ser clave para evitar acciones de peligro de los rivales.
En el 70′ Bono ha tenido que pedir el cambio por problemas físicos, e Iraizoz se ha hecho gigante bajo palos al detener un mano a mano con Gelson. A poco del final, entre Diego Costa y Ramalho han marcado el empate. Portu y Gelson han buscado la victoria en el descuento, pero el marcador ya no se ha movido en un Montilivi que hoy ha sido una olla a presión y que ha reconocido el enorme esfuerzo de sus jugadores.