Hay muchas decisiones que se deben de tomar en el fútbol, pero hay algunas que sólamente se toman en Honduras, como es el caso de Carlos Pineda, un futbolista que ha estado sin actividad futbolística desde enero y que ha sido convocado para jugar con la selección Sub-23 de Honduras en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Sin hacer ningún mérito, han sido suficientes las buenas condiciones que el jugador mostró cuando estaba en su plenitud fisica para ser tomado en cuenta para jugar los Juegos Olímpicos de Tokio, una gran sorpresa para los que entienden el fútbol, para aquellos que se guían en el rendimiento de un jugador, esos aún no comprenden la decisión que tomó Miguel Falero y Fabián Coito para elegir a Carlos Pineda para jugar una competencia de alto nivel, sin tener el nivel necesario para hacerlo.
Con la decisión del cuerpo técnico de la H de llevar a Carlos Pineda a los Juegos Olímpicos, queda reflejado que la orden vivo de arriba, de los jefes, esos que pagan el salario de los entrenadores, esos mismos que se han llevado la vida manipulando las convocatorias a las diferentes selecciones de Honduras, de lo contrario, por buen momento, por capacidad, por buen juego, por buen nivel y por rendimiento, Carlos Pineda no debería de estar en la selección, son siete meses sin jugar y eso pesa, recién se recupera de una operación de ligamentos cruzados, nada ha impedido que esté por encima de otros jugadores en plenitud física, así lo ha manifestado Coito y Falero.