Tegucigalpa – Cuando Frankie Gavin no dio el peso (dos kilos por encima), Kerman Lejarraga pidió a su equipo que la pelea se hiciese como fuera. “Me has faltado el respeto, también a la afición. Yo me encargaré de que disfrutéis”, avisaba en redes sociales el vasco a los 10.000 fans que se dieron cita en el BEC de Barakaldo. Lo hizo. Kerman revalidó su Europeo del peso welter tras noquear al británico en el cuarto asalto. Le destrozó.
Lejarraga estaba enfadado, pero demostró que es un púgil cerebral. No arriesgó ni un ápice hasta que olió sangre. Se cubrió a la perfección en el primer round, dejando al británico que llevase el peso de la pelea con su jab. Sin prisa. El segundo asalto fue casi un calco del primero, pero con Kerman lanzando su jab. En el tercero el campeón subió el ritmo. Empezó a mandar y Gavin a retroceder, estaba en la media distancia hasta que sintió el poder de su rival. Era el principio del fin.
Gavin dejaba huecos, Kerman los estudió y fue a por ellos. Con un crochet de derecha el púgil de Birminghan se tambaleó, pero resistió. El arrojo es una de sus señas de identidad. Debió agarrarse, pero cruzó golpes. Su fin. Kerman engañó con golpes a la guardia a Gavin y cuando vio el hígado descubierto clavó su mano izquierda.
Letal. Quedaban cuatro segundos para el final, pero nadie se rehace de eso. El BEC estalló en júbilo y él demostró que es de otra pasta. Primero se preocupó por su rival y luego festejó. Al mismo tiempo Lou DiBella, su manager en Estados Unidos, marcaba el camino: «Busquen al campeón de Europa del peso welter antes de que empiece su invasión de Estados Unidos en 2019», apuntó.. El viejo continente se le queda pequeño a Kerman.
«La pelea en Estados Unidos me dejó frustración y la sacaré este sábado», avisaba Carlos Ramos antes de enfrentarse a Ibon Larrinaga por el Nacional del peso pluma. Lo hizo. El hispano-ecuatoriano venía de perder en septiembre en Estados Unidos, combate en el que le faltó ritmo y ambición. No quería que se repitiese y lo mostró. Salió al ring extramotivado y a por Larrinaga. Fue un vendaval y el vasco lo pudo ir capeando desde el tercer asalto. Parecía que iba a más cuando la pelea cambió por completo. Ramos conectó una buena derecha que daño a su rival, le temblaron las piernas, pero resistió.
Carlos Ramos golpea a Ibon Larrinaga durante su combate.Ampliar
Carlos Ramos golpea a Ibon Larrinaga durante su combate. Paulino Oribe
Desde ese momento Ramos reguló. Sabía que las manos entraban sin tanta presión y comenzó a trabajar la zona de flotación de Larrinaga. Menos gas para el vasco y el castigo iba a más. Acabó muy tocado tras el sexto asalto Larrinaga. Le salvó la campana.
La dinámica se repitió en el séptimo, seguía resistiendo, pero con muy buen criterio Txutxi del Valle, entrenador del vasco, lanzó la toalla. Los golpes iban a más y prefirió preservar la salud de su púgil. En ese momento cambió la actitud de Ramos. No celebró hasta que comprobó que su rival estaba bien y reconoció su valía. Campeón de España en el ring y también fuera. Carlos Ramos mostró su nueva versión. Maravilló. DarioAS